Los pintores coinciden: no hay lugar en el mundo con la luz que tiene Menorca. Lo dicen algunos de los más afamados pinceles que han pasado por la isla. Y hablan también maravillas de la paleta de colores que aquí puede observarse. Porque la isla multiplica los verdes y eleva los azules, y los ocres, naranjas y rojos. Porque aquí no basta con referirse al amarillo, y hay que ser mucho más concreto.
Piense en lo que quiere pintar y lo más seguro es que lo encuentre: colinas, acantilados, mares, monumentos talayóticos, barrancos, bosques espesos, pueblos con encanto, sus calles, sus gentes, la artesanía, etc. Son estampas que no podrá plasmar en otros destinos. ¿Acaso hay mejor propuesta que combinar descanso con su afición? Si es de los aficionados a la pintura, sus próximas vacaciones ya tienen nombre: Menorca.